Entre oraciones y cantos, las calles de Barrio Logan resonaron con un llamado a la compasión y a la unidad.
“Es importantísimo que escuchen que somos una comunidad, que estamos aquí, que somos una fuente viva para todos los que puedan venir”, expresó Sonia Ocampo, feligresa de la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe.
Esta posada se transformó de una celebración festiva en un llamado urgente para crear conciencia sobre la difícil situación de los migrantes que enfrentan un futuro incierto.
Con velas en mano, los participantes caminaron por las calles reflexionando sobre la importancia de acoger a los migrantes en nuestras comunidades.
“Pedimos a Dios y a nuestra Madre Virgen María en este tiempo de Navidad que nos traiga luz y esperanza para que ninguna familia esté separada, sino que todas permanezcan unidas”, compartió Celestina Martínez, una migrante de México.
Organizado por la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, el evento reunió a personas de todas las edades y orígenes, unidas por un propósito común: ofrecer apoyo y esperanza a quienes enfrentan desafíos diarios.
La procesión concluyó en el albergue operado por la parroquia, donde las luces de las velas iluminaban los rostros de niños, familias y voluntarios que compartieron testimonios y mensajes de solidaridad.
“Esa es la fe que ponemos en acción”, dijo Sonia Ocampo. “Es nuestra fe en acción para mostrar que es importante dar posada no solo a los migrantes, sino a todas las personas en necesidad”.
El Padre Scott Santarosa destacó el compromiso de la parroquia de ofrecer recursos y apoyo mientras evoluciona la situación migratoria.
“Nosotros hemos hecho un compromiso de proveer información muy sólida y sensata en el nuevo año, ya que mucha gente tiene miedo debido a la incertidumbre sobre la inmigración”, señaló el sacerdote.
