por Diane López
Cada noche, hombres migrantes llegan cargando no solo mochilas, sino también sueños, desafíos y la esperanza de un mejor futuro. Este lugar no es solo un refugio; es un respiro en medio de su travesía.
Al cruzar la puerta del Ministerio de Migrantes de la Iglesia Nuestra Señora de Guadalupe en Logan Heights, los hombres encuentran mucho más que una entrada: encuentran la promesa de una comida caliente, un lugar para descansar y un momento de tranquilidad tras recorrer cientos, a veces miles, de millas.
El padre Hung, líder del ministerio, relata cómo comenzó esta labor humanitaria.
“Hace un año, aquí en San Diego, llegaron muchos migrantes y la Patrulla Fronteriza los dejaba en la calle. Entonces todo empezó con un migrante, dos migrantes tocando nuestra parroquia pidiendo ayuda. Recibimos a algunos durmiendo frente al templo, pero luego el número comenzó a crecer”.
Actualmente, el refugio ayuda hasta 32 personas cada noche. Atendiendo a los más vulnerables
El padre Hung Nguyen explica que, mientras otras organizaciones ayudan a mujeres y niños, este ministerio se centra en los hombres solteros, quienes se enfrentan al riesgo de quedarse en la calle.
Entre ellos está Anthony Jesús Zambrano, un migrante venezolano que llegó a San Diego hace menos de una semana.
“Nos tocó dormir en la calle, y allí nos asaltaron”.
“Nos tocó dormir en la calle, y allí nos asaltaron. Perdí todo, mi equipaje, mi ropa, mi teléfono. Pero al día siguiente, alguien me llevó a este refugio. Gracias a Dios estoy aquí. Sano y salvó”.
Dixon Guillermo, también de Venezuela, tiene una historia diferente, pero igual de desgarradora.
“A veces pensamos que nunca saldremos con vida”.
“Fue algo muy complicado. A veces tomamos decisiones sin saber a dónde nos llevarán. Cruzar la selva fue muy difícil. A veces pensamos que nunca saldremos con vida”.
Además de ofrecer techo, comida y un lugar donde bañarse, el ministerio conecta a los migrantes con recursos, abogados y una comunidad de apoyo.
Carlos Puerta, encargado de ayudar a los migrantes, destaca la importancia de ofrecer un lugar seguro.
“Escuchamos sus historias de cómo huyen del peligro en sus países. A medida que se sienten más seguros aquí, su estado de ánimo mejora, y eso es muy importante”.
El refugio permite una estancia máxima de 40 días. Según el padre Hung “La mayoría de las personas solo necesitan de 1 a 5 días para llegar a su nuevo destino. Sin embargo, hay quienes no tienen destino ni a dónde ir. A ellos les ofrecemos hasta 40 días para que se establezcan, busquen trabajo y encuentren un lugar donde quedarse”.
Aunque breve, el tiempo en este refugio puede marcar la diferencia entre la desesperanza y una nueva oportunidad.
Dixon dice que para muchos migrantes, este espacio significa algo más que techo y comida: es el inicio de un camino hacia un futuro mejor.
Ubicada en 1770 Kearney Ave, San Diego, CA 92113, la Iglesia Nuestra Señora de Guadalupe se ha convertido en un lugar clave de apoyo para migrantes en situación de vulnerabilidad. Cada día, a partir de las 6:30 de la tarde, el Ministerio de Migrantes abre sus puertas para brindar ayuda a aquellos que califican.