Por Heder Casas
Combatir incendios es mucho más que apagar llamas. Aunque admirados por su valentía, los bomberos enfrentan un enemigo invisible: el cáncer. Este peligro no proviene de los incendios en sí, sino de las herramientas y sustancias químicas a las que están expuestos diariamente. Sorprendentemente, el cáncer ha superado a las enfermedades cardíacas como la principal causa de muerte en esta profesión.
El porcentaje de bomberos que desarrollan cáncer es tres veces mayor que el de la población general, según datos recientes. Kyle O’Neill, capitán del Departamento de Bomberos de San Diego, es uno de los sobrevivientes de esta batalla. “Recuerdo ese día con mucha claridad. Me sentía más cansado de lo normal, algo que atribuía al trabajo por turnos y a tener niñas pequeñas en casa. Pero decidí hacerme un chequeo, y fue entonces cuando recibí la noticia: tenía cáncer testicular”, comparte O’Neill.
En mayo de 2016, tras extensos análisis, O’Neill fue diagnosticado con un cáncer que ya se había extendido a sus ganglios linfáticos. Pasó 16 meses fuera del trabajo recibiendo tratamiento, apoyado por su familia. Ahora, libre de cáncer, comparte su experiencia para generar conciencia y proteger a las futuras generaciones de bomberos.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los bomberos tienen un 9% más de riesgo de desarrollar cáncer y un 14% más de morir a causa de esta enfermedad.
El Dr. Ilan Shapiro explica que los bomberos están expuestos a humos tóxicos, partículas peligrosas y químicos utilizados en su trabajo. Estos elementos pueden causar problemas de salud a largo plazo, como cáncer pulmonar y en otras partes del cuerpo. Además, las partículas dañinas se impregnan en sus uniformes y herramientas, lo que aumenta la vulnerabilidad incluso fuera del campo de acción.
A pesar de estos riesgos, el capitán O’Neill asegura que volvería a elegir esta profesión: “Lo hacemos porque nos apasiona cuidar al público, y eso no ha cambiado”.
Actualmente, los departamentos de bomberos han comenzado a tomar medidas para reducir la exposición a químicos. Por ejemplo, han limitado el uso de equipo de protección exclusivamente para labores esenciales, dejando de utilizarlos en eventos comunitarios y actividades no relacionadas con emergencias.
La historia de Kyle O’Neill es un llamado de atención sobre los riesgos ocultos que enfrentan los bomberos y la necesidad de tomar acciones para proteger a quienes dedican su vida a salvar la de otros.